Se lo dijeron una vez, y lo desmintió.
Se lo dijeron dos veces, y no lo creyó.
Se lo dijeron tres veces, y no lo escuchó.
Se lo dijeron cuatro veces.
Y cinco.
Y seis.
Y llegaron a superar las diez veces.
Diez pares de labios, diez personas distintas.
Amigas.
Amigos.
Y "otros".
Se lo dijo ella misma, y no se quiso creer.
Se lo repitió.
Y otra vez.
Miró lo poco que quedaba de todo lo que había querido, y se aferró con fuerzas a lo que creía la mejor opción. Hasta que se dio cuenta de que no sabía dónde estaba parada exactamente. El futuro era incierto, y al pasado no podía volver.
Y ahí entendió.
Y se tragó las lágrimas.
domingo, 20 de diciembre de 2009
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